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¿Cómo elegir la distribución perfecta de una casa?

La distribución perfecta de una casa es aquella que garantiza la máxima comodidad, iluminación y funcionalidad del espacio disponible, satisfaciendo las necesidades de la familia o de sus propietarios. La armonía y la eficiencia son claves para lograrla. Cualquier inmueble, sin importar su tamaño o limitaciones arquitectónicas, pierde su utilidad y confort a medida que acumula rincones muertos, problemas de tránsito o disconfort térmico, por mencionar algunos de los males recurrentes en viviendas con una distribución inadecuada.

En particular, el desperdicio de metros cuadrados es una grave amenaza para la distribución espacial. Las habitaciones no deberían quedar descompensadas entre sí, como tampoco han de coexistir los dormitorios junto a la cocina o el comedor. Errores como los descritos atentan contra los objetivos básicos de la distribución de una casa. En las siguientes líneas encontrarás una selección de tips y prácticas destinadas a mejorar la ordenación de las estancias, muebles y otros elementos.

6 claves para conseguir la distribución perfecta de una casa

Planificar primero sobre el papel

La distribución de la cocina y otras habitaciones debería planificarse con papel y lápiz antes de usar la picota y el martillo. En otras palabras, esbozar la disposición de muebles, tabiques y otros elementos de forma virtual puede ahorrarnos errores de bulto en la realidad. Porque cualquier reforma, por pequeña que sea, requiere tiempo y esfuerzo y afectará al edificio: si resulta un error, podría ocasionar un desperdicio irreparable.

Para la distribución de una casa de una planta o de dos, se recomienda aprovechar las nuevas tecnologías, como Planner5D, HomeStyler o FloorPlanner, entre otras herramientas fáciles de utilizar. No obstante, conviene recordar la vieja máxima de que el papel lo aguanta todo. Las ideas allí plasmadas deberán probarse y demostrar su validez en el mundo físico.

La orientación y la iluminación natural

Al menos el 80% de la información que recibimos del mundo proviene del sentido de la vista. Que la iluminación sea un factor crítico en cualquier distribución es comprensible. Si las estancias de una casa rectangular pequeña, por ejemplo, se organizan de manera óptima, disfrutará de suficiente luz natural en todos los rincones y no sólo en la mitad. En general, se aconseja orientar la cocina hacia el norte, los dormitorios hacia el este, y el salón en dirección sur o suroeste.

Primero lo público, después lo privado

Un criterio para distribuir el espacio de una vivienda es organizar las habitaciones atendiendo a su grado de privacidad. El recibidor y el salón son más de dominio público que el dormitorio y el cuarto de baño, como es lógico. La virtud de este enfoque es que, en cierto modo, ya está implementado en las casas tradicionales, por lo que utilizarlo en una reforma hará que los cambios introducidos armonicen mejor con los elementos existentes.

Con todo, hay que estar dispuesto a hacer ciertas concesiones; por ejemplo, el baño de la primera planta puede estar próximo a la puerta de entrada, para que los invitados no se vean obligados a recorrer toda la casa para hacer sus necesidades vitales.

Las dimensiones mínimas delimitan y condicionan

La creatividad carece de límites; la vivienda, no. Por interesante que resulte un proyecto con tres dormitorios, carece de viabilidad en un inmueble de 40 ó 50 metros cuadrados. Es necesario, por tanto, poner coto a la imaginación y ajustar a las dimensiones mínimas sobre las que puede trabajarse.

Por tanto, es de la máxima prioridad realizar una medición precisa de la superficie de la vivienda en metros cuadrados. La medida resultante actuará como ‘juez’ para determinar qué ideas pueden implementarse y cuáles deben permanecer en el baúl de los sueños. En respuesta a cómo distribuir una casa, el conocimiento es poder, y sólo con la información adecuada es posible avanzar en la dirección correcta.

Zonificar con inteligencia

A la hora de zonificar, incluso los expertos en interiorismo se muestran dubitativos. Cada vivienda es un mundo, y una forma de decidir cuál es la zonificación adecuada es considerar los usos que recibe ese espacio en el día a día, así como las prioridades de las personas que lo habiten.

Para optimizar los espacios interiores, debe determinarse de antemano qué aplicación se dará a cada rincón. Por ejemplo, definir dónde se ubicarán la zona de lectura y qué mobiliario precisará. Esta misma filosofía debe imperar en los dormitorios infantiles, la sala de estar, el comedor o el recibidor.

Fuera tabiques y elementos divisorios

En especial si la vivienda tiene cierta antigüedad, es común encontrarse con un exceso de zonificación, esto es, un número injustificado de tabiques y pasillos. Estos elementos son incompatibles con el concepto open space, tan de moda actualmente. Por tanto, derribar la tabiquería innecesaria es una medida drástica que presenta multitud de ventajas.

La apuesta por los espacios diáfanos mejora la iluminación y la amplitud del comedor y de la cocina. Si estas piezas son pequeñas, ¡con más razón para liberarlas del ‘yugo’ de los tabiques! De este modo, se disfruta de la posibilidad de crear una cocina con isla o de dar un vuelco a la distribución del salón.