El microcemento viene imponiéndose año tras año en el sector de la reforma y el interiorismo. Este material innovador, formado a partir de resinas líquidas, cemento en polvo y pigmentos minerales, se utiliza ampliamente para revestir paredes y suelos en cocinas, baños y otras habitaciones. Sus altas prestaciones, sumadas a un precio competitivo, hacen del microcemento una opción atractiva para modernizar una cocina, especialmente en países como España, cuyo envejecido parque de viviendas necesita dar el salto al siglo XXI.
Desarrollado en la década de 1930-40, este revestimiento ha ganado enteros en el mundo de la construcción. Por su versatilidad, valor estético, propiedades impermeables y extensa vida útil, la decisión de renovar la encimera con microcemento es inteligente a muchos niveles.
Valor ornamental
Las encimeras de microcemento se diseñan en una gama de diseños, colores y estilos para todos los gustos. ¿Decantarse por la elegancia y la modernidad o apostar por acabados más rústicos y campestres? La intención y el gusto particulares del cliente mandan, y son las empresas proveedoras las que se adaptan a él. Así, en lugar de adquirir una superficie lisa y pulida, puede optarse por una texturizada. Ciertamente, el único límite es la imaginación del usuario.
Impermeable y resistente al calor
Además de sus cualidades estéticas, el microcemento sobresale también por su funcionalidad, dotando a la encimera de una elevada resistencia al calor. Las salpicaduras de aceite y el contacto de sartenes y ollas con esta superficie es inevitable, y mientras que la madera y otros materiales sensibles se deterioran con las altas temperaturas, el microcemento resiste y permanece como nuevo.
Además, el uso de microcemento en encimeras garantiza su impermeabilidad. Su diseño dispone de una película selladora que disminuye la porosidad de este revestimiento y lo hace impenetrable al agua. Respecto a sus propiedades antideslizantes, estas adquieren interés cuando se apuesta por el microcemento para pavimentar la cocina, de forma que la encimera sea una prolongación del suelo, en términos decorativos.
Instalación adaptable
La adaptabilidad del microcemento es otra de sus principales fortalezas. Este material puede instalarse sobre cualquier tipo de encimera —salvo las de madera—, sin necesidad de acometer obras que requieran licencia y otros trámites molestos. Con un grosor de 2 a 3 milímetros, las superficies de microcemento quedan completamente secas en 5 ó 6 horas. Su instalación rápida y fácil supone un claro incentivo para los propietarios más indecisos, que pueden revestir la encimera con microcemento en cuestión de días, permaneciendo en el inmueble y evitando conflictos con la comunidad de vecinos.
Larga vida útil
En el mercado se comercializan multitud de materiales para forrar una encimera de cocina, pero el microcemento se desmarca del resto en términos de durabilidad. En circunstancias normales, su vida útil supera los 20 años. No obstante, los golpes, errores de construcción o descuidos en su mantenimiento pueden acortar este periodo de uso.
Mantenimiento fácil
Las cocinas de microcemento pueden mantenerse en un estado óptimo con unos hábitos de limpieza simples. Una bayeta, agua y jabón neutro son las únicas herramientas necesarias para higienizar y conservar como nueva una encimera diseñada en este material. La proliferación de bacterias y ácaros, una seria amenaza en cualquier cocina, es un problema menor cuando se apuesta por las superficies de microcemento, por la ausencia de poros y juntas donde los gérmenes puedan acumularse y prosperar. Lo anterior es una ‘bofetada’ de realidad para quienes consideran el microcemento una moda pasajera.
Respetuoso con el medio ambiente
El microcemento se clasifica en diferentes clases (microstone, aquaciment, etcétera) y una de las más demandadas es la ecológica, también llamada hormigón sostenible o cemento ecológico. Si bien el microcemento fino o tradicional ya posee cualidades eco-friendly, se fabrican versiones más respetuosas con el medio ambiente, formado por resinas y minerales de origen sostenible. Con ello, se prescinde de los compuestos orgánicos volátiles (COV) y otros aditivos incompatibles con proyectos de eco-arquitectura.
En definitiva, sobran razones para decantarse por el microcemento en encimeras y otras superficies, pese a lo cual no es una solución perfecta. Entre sus inconvenientes, pueden citarse su vulnerabilidad a las humedades, que provocan la aparición de grietas y otros desperfectos, o la necesidad de mano de obra cualificada para su instalación. Su coste medio por metro cuadrado, además, es costoso (50-60 euros) en comparación con la madera, los azulejos, etcétera, por lo que su elección debe hacerse con el respaldo de un presupuesto aceptable.